Reflexiones y anécdotas por Natalia Pedrajas y Sara Sánchez

Se podría decir que estábamos en el lugar adecuado y en el momento preciso, pero también cabe de decir que lo deseamos mucho y lo peleamos más. Fuera como fuese, el 01 de junio de 2014 nos subimos, por fin, a una caravana junto con otros compañeros (jóvenes todos, obviamente) para recorrer carreteras, ciudades y pueblos a lo largo y ancho de la península y conocer a personas, escuchar, entender y aprender del entorno y de nosotros mismos. Todo era inevitable y maravilloso al mismo tiempo.
Durante aquel periodo la tasa de desempleo juvenil rondaba el 51,80% y la de abandono escolar el 21,9% y la etiqueta ‘ni ni’ resonaba con fuerza en muchos entornos. Las cifras actuales son bastante parecidas, pero las etiquetas van evolucionando y en estos momentos, se empiezan a leer términos como “job hopper”. ¡Ojo con el lenguaje! En general, los mortales de a pie, no somos conscientes del poder de las palabras y, a menudo, nos vemos encasillados en etiquetas que nos vienen dadas. La palabra “ni ni” tiene una connotación negativa y evidente, mientras que la palabra “muppie” suena fresca, atrevida y sugerente. Pero nada más lejos de la realidad, ambas son las dos caras de la misma moneda: simplificar en un concepto una realidad compleja y llena de matices.
Pues bien, partiendo de la premisa de la psicología de que el lenguaje modula el pensamiento, el proyecto QQ nació para ir un paso más allá de las etiquetas y poner voz y cara a los fríos números de las estadísticas. Para conseguirlo, llevamos a cabo una investigación tanto cuantitativa como cualitativa en la que participaron miles de jóvenes y un documental audiovisual en el descubrimos las historias más maravillosas de cientos de chicos y chicas de distintas partes de España. Con frecuencia ocurre que desde el mundo de la empresa o incluso el tercer sector, se impulsan proyectos para jóvenes, en los que estos son meros actores pasivos. En el caso de QQ esto no ocurriría. Para poder acceder a todas esas historias y descubrir de primera mano el ‘sentir de la juventud’, planteamos un formato innovador, creativo y muy acertado: 7 jóvenes, profesionales de diferentes ámbitos, nos subimos a una autocaravana para recorrer España durante 30 días, parando cada día en diferentes ciudades y pueblos, para conocer a personas, llevar a cabo actividades, compartir experiencias y entablar un diálogo real entre iguales.
Formar parte de este proyecto fue una experiencia maravillosa, de aprendizaje y crecimiento personal y profesional, y de toma de conciencia individual y colectiva. Todos los que participamos en este ‘viaje’ nos despojamos de prejuicios e ideas preconcebidas y nos lanzamos de lleno a la aventura de escuchar y contar, de abrir la mente y explorar la diversidad y coincidencias que entraña una generación entera.
Hablando mal y pronto, diría que el proyecto fue una zambullida a corazón abierto desde el «yo» para explorar el «nosotros». Somos, fuimos, seremos para siempre milennials, la generación perdida, los hijos de los Baby Boomers… ¿De verdad puede haber palabras tan categóricas como para simplificar la esencia de millones de personas con realidades distintas? Definitivamente, no.
Dar voz a los y las jóvenes, fue y será, una maravillosa forma de acercarse a una realidad, construirla, entenderla y empatizar con ella, pero sobretodo de crecer conjuntamente a través del diálogo, los discursos y los acontecimientos que ocurren en un formato tan vivo como es la autocaravana de QQ.